Cartas a los lectores

Madrid, 7 de noviembre de 2023

Estimados amigos, queridos y fieles hermanos en Cristo, colaboradores, y lectores de Verdad y Vida:

Junto con el pequeño pero fiel equipo de voluntarios que, con la imprescindible, incondicional y generosa ayuda de Dios, que nos sostiene y nos capacita, por medio del Espíritu Santo, y mueve los corazones a apoyar con los donativos necesarios la labor que creemos que Él está llevando a cabo por medio de Verdad y Vida, nuestra página Web, www.comuniondelagracia.es, ¡que ya ha recibido más de 130.800 visitas, procedentes de más de 147 países!, y todos los demás aspectos del ministerio de la Comunión Internacional de la Gracia (CIG), como la congregación en Madrid, mi esposa y yo deseamos y pedimos al Señor que, junto a vuestras familias, estéis con buena salud, y que viváis cada día en “la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo”, como escribió el apóstol Juan: “Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor” (2 Juan 1:3).

Los hermanos y nosotros, gracias a Dios, seguimos bien y, desgraciadamente, compungidos al contemplar el grado de maldad y ensañamiento de los seres humanos al ver las imágenes de la crueldad de los milicianos de Hamás en su incursión sorpresiva en las ciudades, aldeas y kibuts de Israel cercanos a la Franja de Gaza. Y a continuación las no menos horribles y pavorosas imágenes de la destrucción y las muertes de inocentes que el ejército israelí está causando entre los gazatíes como represalia. Roguemos que el Todopoderoso inspire a todos los seres humanos a vivir por la justicia, a los gobernantes de la tierra, y en especial a los que guían a Israel, porque el fruto de esa justicia sería la paz que todos anhelamos. Pero la venganza y el odio no traen nada bueno ni constructivo para la reconciliación de los pueblos. Cuando venga el Señor impondrá su justicia a toda la creación que producirá por fin la paz verdadera y duradera:  «Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre» (Isaías 32:17). Mientras tanto sufriremos el dolor y la muerte que producen las guerras.

En cuanto a mi salud, gracias a Dios, y a las oraciones de muchos hermanos y amigos, y estoy seguro que las vuestras también, que no tengo palabras para agradeceros, sigo bien, sin señal alguna de un cambio en mi salud que yo o el TAC que me realizaron el día 17 de octubre, puedan percibir, ¡para la gloría de Dios! El 25 de octubre me vi con mi oncólogo, ya de regreso de haber estado al lado de su padre en los últimos días de su existencia en esta tierra. La analítica mostraba que mi PSA había subido ya hasta los 4:30 puntos, y que por lo tanto la Enzalutamida, desgraciadamente, ha dejado de ser efectiva para mi tratamiento. Yo sigo confiando en Dios como mi único sanador, sabiendo que solo Él es el que sostiene nuestras vidas, conforme a su amorosa, santa, sabía y soberana voluntad. Mi doctor me ha dicho que no siga tomando más Enzalutamida y que se pondría en contacto con la Fundación Jiménez Días para ver si yo pudiese entrar en algún ensayo de quimio guiada y localizada, cuyos efectos secundarios son mucho menos lesivos para el paciente. Si no fuese así tendría que volver a ser arrojado al foso de los leones de otras seis sesiones de quimio regular. Ruego vuestras oraciones pidiendo al Soberano de todas las cosas que nos dé sabiduría a los doctores y a mí para que elijamos el curso de tratamiento más adecuado dentro de lo que haya disponible. ¡Muchas gracias!

Como base de esta carta voy a usar una que el Dr. Joseph Tkach, pastor presidente jubilado de nuestra comunión, nos envió en su día: “El Adviento, que se extiende durante cuatro semanas (este año a partir del 3 de diciembre), es una temporada de preparación para la Navidad. Durante el Adviento reflexionamos sobre las maravillas de las múltiples “venidas” de Jesús (adviento significa venida). Una de esas maravillas es la Encarnación por la cual el Dios omnipresente se acercó aún más a nosotros en la persona del Dios-hombre, Jesús. Como proclama Lucas, debido a que Jesús ha venido: ‘…no hay nada oculto que no llegue a manifestarse, ni hay nada escondido que no haya de ser conocido y de salir a la luz’ (Lucas 8:17 Reina Valera Contemporánea). Me gusta el uso que hace Lucas de “salir a la luz”: es un modismo que se refiere la realidad de que con la venida del Hijo de Dios encarnado a la tierra, se revelan cosas que antes estaban ocultas sobre Dios y la humanidad.

Para ver físicamente, debe haber una fuente de luz y lo mismo ocurre espiritualmente. La luz que da la vista espiritual es Jesús, la luz de Dios para el mundo. El apóstol Pablo lo expresa de esta manera: ‘Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo’ (2 Corintios 4:6). La palabra griega traducida rostro es prosopon de pros (que significa hacia) y ops (que significa cara u ojo). También se puede traducir presencia. Con el advenimiento de Jesús, el Dios oculto, aunque presente en todas partes, puede ser visto (experimentado) a través del Espíritu, de una manera profundamente personal, cara a cara.

Aunque omnipresente, Dios no puede ser contenido por el tiempo y el espacio creados. A través de la Encarnación, Dios se hizo personalmente presente ante nosotros en Jesús. El Hijo de Dios vino a nosotros por primera vez a través de su nacimiento humano; desde su ascensión viene a nosotros por su Espíritu; y al fin de los tiempos volverá corporalmente. Cristo ha venido, viene y vendrá otra vez.

El tiempo de Adviento nos recuerda que Dios no está limitado por la Encarnación. Dios sigue siendo Padre, Hijo y Espíritu Santo; y el Hijo de Dios sigue siendo quien fue desde toda la eternidad, asumiendo una naturaleza humana completa. Gracias a la Encarnación, nuestro Dios increado y omnipresente está presente en todas las cosas creadas sin dejar de ser Dios sobre todas las cosas. El Hijo de Dios, que era divino antes de la Encarnación, siguió siendo divino, incluso mientras estuvo con nosotros, en la persona humana de Jesús. Como se afirma en el Credo de Calcedonia, Jesús es una sola persona con dos naturalezas.

Jesús fue, es y será por siempre, plenamente Dios y plenamente humano. Mi mente se aturde al contemplar esa realidad. Aunque no puedo comprenderlo completamente, el Adviento nos recuerda que Dios el Hijo vino de la eternidad y entró en el tiempo y el espacio creados por el mismo para estar con nosotros. En Institutos de la religión cristiana, Juan Calvino lo expresa de esta manera: ‘Porque incluso si el Verbo en su esencia inconmensurable se uniera a la naturaleza del hombre en una sola persona, no imaginamos que estuviera confinado en ella. He aquí algo maravilloso: el Hijo de Dios descendió del cielo de tal manera que, sin salir del cielo, quiso nacer en el seno de la virgen, recorrer la tierra y colgar en la cruz; sin embargo, ¡llenó continuamente el mundo tal como lo había hecho desde el principio!’ (Libro 2, Pág.53).

Mi mente continúa aturdida mientras leo lo que Pablo escribió a la iglesia en Colosas: ‘Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, vosotros habéis recibido esa plenitud’ (Colosenses 2:9-10). Como un bebé acostado en un pesebre, Jesús seguía siendo el Señor omnipresente, soberano sobre la eternidad y toda la creación. Aunque se hizo humano, el Hijo de Dios siguió siendo divino. Como dice el autor de Hebreos: ‘Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos’ (Hebreos 13:8). Mientras estuvo en la Tierra, el Hijo de Dios encarnado vivió una vida plenamente humana. Pablo lo expresa de esta manera: ‘quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!’ (Filipenses 2:6-8). El Hijo de Dios encarnado hizo este gran sacrificio para reconciliar, regenerar y transformar en sí mismo nuestra naturaleza humana rebelde y corrupta. Esa naturaleza humana transformada luego es compartida con nosotros por el Espíritu Santo, quien nos ministra las cosas de Cristo.

La maravilla de la Encarnación, sobre la que reflexionamos durante el Adviento, está realmente más allá de nuestra capacidad de comprenderla plenamente. Sin embargo, inspira nuestra adoración y acción de gracias. El Adviento, junto con la Navidad y las demás celebraciones del calendario litúrgico, nos recuerda que nuestro Dios unitrino y omnipresente se acercó a nosotros para que seamos elevados a él. ¡Gracias Jesús!

Reflexionando en la gran generosidad de Dios, que nos ha mostrado de una forma tan extraordinaria, rescatándonos y llevándonos a nuestro Padre, por medio de la encarnación de su Hijo eterno, ha puesto en nuestro corazón el hacer todos los sacrificios necesarios para en el 2024 seguir publicando los 5 número anuales de Verdad y Vida. Confiamos que los subscriptores que puedan ayudarnos con sus donativos así lo hagan. Por anticipado, ¡muchas gracias por vuestra generosidad para que Verdad y Vida pueda seguir llegando a muchos lectores que no pueden ayudarnos y a todos los que añadamos, para que les llegue impreso el mensaje del amor de Dios en Jesucristo! En nombre de cada uno de los miembros de la Junta Directiva de la CIG, y en mío propio, muchas gracias a todos aquellos hermanos y amigos que habéis enviado algún donativo durante el tercer trimestre de este año. Os digo lo que John Furlong, Presidente del Comité Organizador de los Juegos de Vancouver, 2010, les dijo en su discurso inaugural a los atletas: “Vosotros sois un faro de esperanza en un mundo que tanto necesita paz, sanidad, unidad, generosidad e inspiración”. Encontrad adjunto el recibo actualizado de vuestros donativos, si es que no os lo enviamos en su día.

Mi esposa y yo pedimos que la “gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor” nos muevan cada día a ser vehículos del amor, la gracia, la justicia y la paz de Dios, especialmente en estos tiempos tan agitados, polarizados, convulsos, violentos y crueles que estamos viviendo. Recibid un afectuoso abrazo fraternal con amor y bendiciones en Cristo para todos vosotros en esta temporada de Adviento.

Pedro Rufián Mesa
Director-Editor de Verdad y Vida


Si deseas enviar un donativo, que es desgravable en el Impuesto de la Renta, puedes ingresarlo en el Banco Santander  C/C nº ES17-0075-0315-44-0600233238, o enviando un giro postal a la dirección anterior.

Los lectores en los Estados Unidos, Canadá, o en cualquier otro lugar fuera de España, que deseen enviar un donativo pueden hacerlo a través de una transferencia internacional con los datos que aparecen más abajo entrando como beneficiario a Comunión Internacional de la Gracia o Verdad y Vida. También lo pueden hacer por medio de PayPal a la cuenta de nuestro ministerio: iduespana@yahoo.es

Otra forma fácil y económica de hacerlo, especialmente para nuestros lectores en los Estados Unidos y Canadá, es usando los servicios de XOOM para ordenar una transferencia internacional a la cuenta bancaria de la Comunión Internacional de la Gracia. Datos bancarios que necesitarás para hacerla:

Entidad Bancaria: Banco Santander  

IBAN: ES170075-0315-44-0600233238

Dirección de la oficina bancaria: Plaza de Segovia, 2; 28600 NAVALCARNERO, Madrid, España

“Swift address“: POPUESMM

Muchas gracias por tu colaboración.

CARTAS ANTERIORES


Si deseas leer o escuchar más sobre otros temas pincha sobre uno de los siguientes dos listados: 

LISTADO COMPLETO DE ENTRADAS-ARTÍCULOS POR TITULO
LISTADO DE MENSAJES DE AUDIO EN ESTA WEB LISTO PARA ESCUCHAR

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.