Cartas a los lectores

Madrid, 20 de junio de 2025
Estimados amigos, queridos y fieles hermanos en Cristo, colaboradores, y lectores de Verdad y Vida:
Junto con el pequeño pero fiel equipo de voluntarios que, con la imprescindible, incondicional y generosa ayuda de Dios, hace posible Verdad y Vida, nuestra página Web, www.comuniondelagracia.es, que, en este año, ya ha recibido hasta ahora más 15.750 visitas, y en total más de 180.600, y todos los demás aspectos del ministerio de la Comunión Internacional de la Gracia (CIG), mi esposa y yo deseamos y pedimos que estéis bien de salud, llenos de seguridad, confianza y agradecimiento por la salvación que Dios nos han dado en Cristo, que son tan importantes y necesarias especialmente ahora cuando la injusticia y la venganza alimentan y fortalecen las armas de guerra que reducen a la nada las aspiraciones de paz de los pueblos, y cuando los gobernantes de las naciones importantes del mundo, y los grandes grupos de presión parece que han perdido totalmente el más mínimo decoro y ventilan sin tapujos sus planes para satisfacer su egolatría y avaricia sin medida.
Hay personas, entre ellas cristianas, que les encanta la escatología, todo lo que tiene que ver con el fin de los tiempos y la anunciada promesa de la venida gloriosa de Cristo, y que creen y pregonan estar a un instante de la misma. Cristo dijo que habría guerras y rumores de guerras pero que eso no sería el fin: “Cuando escuchéis de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin” (Marcos 13:7). Y por supuesto, Jerusalén será el epicentro de la crisis final definitiva.
La serie de ataques unilaterales, a gran escala de Israel, contra objetivos estratégicos en varias zonas de Irán, desde la madrugada del 13 de junio del presente, la serie de contraataques con misiles de Irán, pueden llevar a un escenario bélico más extenso que algunas mentes impetuosas podrían relacionar con algún escenario del tiempo del fin. Desgraciadamente, el conflicto tiene todas las trazas de agudizarse en vez de finalizar, especialmente después de la intervención directa de Estados Unidos desde la noche del 20 de junio
Los que así se apresuran a pensar tienen la memoria muy corta porque en realidad ese escenario de guerra no ha estado ausente mucho tiempo en Israel desde que el 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Nueva York, aprobara la Resolución 181, en la que se recomendaba la creación de un estado judío y otro árabe, con un área, que incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional. De hecho, muy poco tiempo después de la Resolución 181, el 15 de mayo de 1948, Israel declaró “la Guerra de Liberación” involucrando a Cisjordania y Líbano. Acabó con Israel anexionándose más territorio del fijado en el Plan de partición de la ONU. En 1956, la guerra del Sinaí, fue una invasión británica-francesa-israelí de Egipto. Del 5 al 10 de junio de 1967 la Guerra de los seis días, fue un ataque preventivo por parte de Israel debido a la sospecha de un inminente ataque árabe. Enfrentó a Israel con una coalición árabe formada por la República Árabe Unida, como se denominaba oficialmente entonces a Egipto, Siria, Jordania e Irak. La guerra del Yom Kipur, librada por la coalición de países árabes abanderada por Egipto y Siria contra Israel, del 6 al 25 de octubre de 1973. Y luego han estado las intifadas (deshacerse de algo) de 1982, 2006; y desde 2023 hasta la actualidad la guerra de destrucción de Gaza, e intento de aniquilación del pueblo palestino.
Por lo tanto, desgraciadamente tenemos que concluir que las guerras, involucrando a Israel y a diferentes países del área, han sido algo común desde su independencia. Los israelitas precedieron a los árabes y musulmanes en Palestina por 2.600 años si se mide desde el tiempo de Abraham. Lamentablemente las guerras han sido una constante del pueblo judío.
Y qué decir si consideramos las guerras en el mundo: Hemos sufrido ya dos guerras mundiales y los conflictos en diferentes partes de la tierra no han dejado de ser una triste realidad a lo largo de la historia. De hecho, ahora mismo hay más de cincuenta conflictos en el mundo. Así que las guerras han estado siempre ahí. Quizás sea por esto mismo que ha habido muchas predicciones de la inminente venida de Cristo en gloria que el tiempo ha mostrado ser fallidas.
La mayoría de las advertencias y señales que Cristo usó para contestar a las dos preguntas que le hicieron sus discípulos (“―¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?” [Mateo 24:3]) se referían al sitio de Jerusalén y a la destrucción del Templo de Herodes. El 30 de agosto del año 70 d.C. las legiones romanas comandadas por Tito llevaron a cabo la destrucción del Templo de Jerusalén. Los cristianos que estaban en Jerusalén huyeron a Pela cuando vieron a Jerusalén rodeada de ejércitos, y los que estaban fuera no regresaron a Jerusalén, tomándose en serio las señales de advertencia que Jesús les había dicho. En cuanto a la señal de su venida, esto es lo que dijo Jesús: “La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30). Jesús no dejó muy claro cuál sería su señal, sino su propia venida “con poder y gran gloria”.
¿Dijo Jesús acaso que estuviésemos ocupados en tratar de calcular o adivinar el tiempo de su venida, o, al contrario, dijo que no sabríamos cuando sería? Esto es lo que Jesús les contestó a los discípulos, inmediatamente antes de su ascensión, ante su pregunta: “ ―Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?―”, como ya les había dicho muchas veces antes:“ ―No os toca a vosotros conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre—” (Hechos 1:6-7). Pero, ¿no nos damos cuenta de que Dios usó la escatología y la imprecisión del momento de la venida gloriosa de Jesucristo para que no dejemos nunca de estar preparados?: “Por eso también vosotros debéis estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis” (Mateo 24:44). En verdad tenemos que estar preparados siempre, como lo estuvieron los discípulos y los primeros cristianos, porque la realidad es que la vida física es breve y la venida de Cristo, si morimos antes de que regrese, se producirá al siguiente instante de nuestra muerte. Y ¿quién de nosotros puede decir que vivirá mañana?
¿Cómo estar preparados? Una de las formas que Jesús mencionó es la de estar dando el alimento a tiempo y fuera de tiempo: “¿Quién es el siervo fiel y prudente a quien su señor ha dejado encargado de los sirvientes para darles la comida a su debido tiempo? Dichoso el siervo cuando su señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber. Os aseguro que lo pondrá a cargo de todos sus bienes” (Mateo. 24:45-47). La misma Palabra de Dios nos dice que no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Compartir la Palabra de Dios y el Pan de Vida, Jesucristo, es lo que ha venido haciendo Verdad y Vida durante cerca de treinta años, desde que aceptamos el desafío de diseñarla e imprimirla aquí en España.
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Muchas gracias por vuestra dedicación, oraciones y apoyo. Pido a nuestro Padre que nos ayude a todos a andar cada día bajo su amorosa, sabia y soberana voluntad, porque al hacerlo le estaremos mostrando que somos sus siervos prudentes que estamos preparados para el regreso glorioso de Jesucristo y mientras tanto permanecemos fieles, dando a todas las personas que podamos el alimento a su tiempo. Recibid un afectuoso abrazo fraternal con amor en Cristo.
Pedro Rufián Mesa
Director-Editor de Verdad y Vida
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