CIENCIA Y FE

Creación de la nada 

por Dr. Joseph Tkach

Una de las preguntas más enigmáticas para nuestra comprensión del cosmos es esta: ¿Por qué hay algo en lugar de nada?

Algunas personas pueden pensar que esta es una pregunta sin sentido, pero para muchos científicos es de gran importancia, junto con dos preguntas relacionadas: ¿Por qué existe la materia? Y dado que existe, ¿de dónde vino?

Las primeras palabras de la Biblia nos informan de que Dios creó los cielos y la tierra. Esta revelación fundamental guió a los hijos de Israel a alejarse de los falsos dioses de Egipto y a acercarse al verdadero Señor Dios de toda la creación. Por medio de la revelación profética Dios enseñó a Israel las verdades fundamentales en un lenguaje que pudieran comprender. Esas verdades tenían que ver con su identidad y con la naturaleza de su relación con toda la creación.

Génesis  no tenía la intención de ser la última palabra sobre el funcionamiento del universo. Los métodos y las herramientas científicas modernas nos están ayudando a conocer esos detalles. Sin embargo, la revelación bíblica no ha sido superada como la primera palabra y punto de partida para esta investigación. La revelación bíblica presenta postulados teológico-filosóficos que la ciencia no puede proveer por sí misma. Enraizada en esos postulados, la investigación científica con respecto al cosmos, puede proceder en sus fructíferos caminos.

Por supuesto, muchos científicos se ríen de la respuesta bíblica y cristiana de el porqué hay un cosmos, considerándola ser ciencia ficción, con el énfasis  en ficción. Ahora, a mí me gusta la buena ciencia ficción, particularmente la serie de Star Trek. Donde los capitanes Kirk, Picard, Sisko y Janeway se enfrentan a toda clase de temas sociales y morales con un panoplia de imaginativos utensilios para desplazarlos de un lugar a otro, viajar a la velocidad de la luz, comer y beber alimentos sintetizados en una máquina y explorar toda clase de formas de vida.

Lo que hace que Star Trek sea tan buena es que tiene una base real en la ciencia.  Puedes leer sobre ello en el libro The Physics of Star Trek (La Física de Star Trek), por el físico teórico  doctor Lawrence M. Krauss. Krauss, que  también escribó A Universe from Nothing: Why There is Something Rather Than Nothing (Un Universo de la Nada: ¿Por qué hay algo en lugar de Nada?). Krauss es uno de los científicos que tratan de demostrar que cada partícula y fuerza en el universo llegó a ser de la nada, sin Dios siendo parte del proceso. Para alcanzar esa conclusión, Krauss tiene la teoría de tres clases de nada.

  La nada del espacio vacío

La primera clase es un concepto heredado del pensamiento griego, al que Krauss se refiere como La nada del espacio vacío. Hoy sabemos que esta “nada” no está vacía, al contrario, está llena de energía y partículas. Ahora tenemos la habilidad de detectar cerca del 6% de lo que hay ahí. Al restante 94% nos referimos como “materia negra” o “energía negra”, que está más allá del alcance de nuestros sentidos físicos e instrumentos científicos. No podemos explicar lo que son exactamente esos elementos del cosmos o como funcionan. Sin embargo, sabemos que existen basados en sus efectos, en lo que podemos detectar directamente.

La nada sin espacio ni tiempo

Krauss luego se refiere a la segunda clase de nada, que él llama La nada sin espacio ni tiempo.  Su conjetura es que todo el universo burbujeó de esa clase de nada. Cada burbuja tiene su propio espacio-tiempo y simplemente burbujeó a la existencia. Pero incluso si esto fuera verdad, como Krauss señala, nos deja preguntándonos, ¿de dónde vino este algo burbujeante?

El multiuniverso

La tercera clase de nada de Krauss, es una clase más profunda en la que están ausentes incluso las leyes de la física. Trata de explicar como sucedió esto diciendo que en esa nada existe un conjunto infinito de universos, lo que él llama el multiuniverso. Cada universo tiene sus propias leyes, partículas  y fuerzas casualmente determinadas. Para Krauss, ahí es donde la historia termina.

Pero, ¿es así? Si el multiuniverso contiene un conjunto infinito, tenemos todavía que preguntarnos, ¿de dónde vino ese conjunto infinito? Y más aún, ¿qué investigación científica empírica ha aportado alguna evidencia para el multiuniverso?

Y ese es todo el apoyo de validez científica contenido en el desesperado intento de Krauss, usar un venero científico fraudulento para evitar las conclusiones obvias motivadas por la lógica filosófica relevante. Eso no es ciencia ficción siquiera; es simplemente fantasía evasiva. Si yo propusiera seriamente que los unicornios, los equinos con pequeños cuernos con los colores del arco iris podrían surgir burbujeando a la existencia, como surgen las burbujas en el agua hirviendo, ex nihilo, (de la nada)  las personas me tacharían correctamente como alguien que sostiene fantasías, y posiblemente como un loco. Pero al sustituir los “unicornios” por los “universos” ¡estamos ha-blando de ciencia de repente!

El autor de ciencia ficción Theodore Beale trata un fallo fatal en el pensamiento de Krauss: Hay, por supuesto, un cuarto tipo de “nada”. Como Beale señala, la posición de Krauss no es el resultado de un experimento científico, sino de una especulación filosófica. Su teoría es nada más que decir que siempre ha existido algo de alguna forma, y que el universo que conocemos vino de otra realidad que simplemente existía en una forma diferente. Krauss es incapaz de contestar a la pregunta, ¿por qué hay algo en lugar de nada?

La perspectiva bíblica y cristiana a esa pregunta es totalmente diferente. Su respuesta es teológica, basada en la revelación de Dios a un pueblo en particular, una revelación preservada en las Escrituras que empiezan con Génesis 1, pero no acaba allí. En el Evangelio de Juan leemos que: “Todas las cosas por él fueron hechas [el Verbo de Dios], y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3). Hablando de Jesús, Pablo señala: “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas” (Romanos 11:36), y “Porque por él fueron creadas todas las cosas, las que hay en el cielo y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas por él subsisten” (Colosenses 1:16-17). Pablo también proclama que “para nosotros sólo hay un Dios, el Padre, de quien son todas las cosas, y nosotros en él; y un Señor, Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él” (1 Corintios 8:6). El autor del Libro de Hebreos afirma que: “Por fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3).

Creación ex nihilo

Considerando este testimonio de las Escrituras se ha desarrollado por medio de la iglesia, el consenso de comprensión teológica de que todo lo que ha existido fue creado por Dios de la nada. Los teólogos se refieren a esto como la creación ex nihilo. Otros autores bíblicos hablan de todo lo que hay usando palabras tales como “todas las cosas”, “mundos”, “creación”, “cielos y tierra”, “cosmos” y “el universo”. El punto es que todas las “cosas” creadas, incluyendo todas las “búrbujas”, “multiuniversos” tiempo y espacio no existían antes de que Dios empezara a crear. Dios no hizo el universo de algo que existiera antes, ni lo hizo de sí mismo. Por eso decimos que Dios lo hizo de la nada.

La suma de la revelación bíblica es que hubo un tiempo cuando el cosmos no era. Era solo Dios y nada más aparte de él. Esto significa que la creación no ha existido eternamente junto con Dios. Dios no existe junto o dentro del tiempo y el espacio de cualquier universo o multiuniverso. El tiempo y el espacio son cosas creadas que vinieron a ser por la voluntad y la acción de Dios. Así que la respuesta cristiana no es ni que el cosmos existió eternamente, ni que fue generado por la nada. Dios, el único que es eterno, le dio existencia a todo lo que existe, y de hecho, continúa manteniendo todo en existencia. Si Dios se olvidara del universo, incluso durante un nanosegundo, todo lo que no es Dios ¡dejaría de existir! ¡Hay una respuesta a la pregunta de porqué hay algo en lugar de no haber nada!

Continuamos haciendo descubrimientos científicos sobresalientes que incrementan nuestra comprensión del cosmos y su historia. Pero esos trabajos en la punta de lanza de las investigaciones, a macro y micro escala, muestran que solo están rascando la superficie. Cada descubrimiento parece abrir un nuevo fenómeno a investigar. Para describir su trabajo, los físicos cuánticos deben recurrir a un lenguaje que es más metafórico que científico. Algunos admiten que, científicamente, puede que haya un límite en lo que se puede conocer. Y se admite extensamente, especialmente por los filósofos de la ciencia, que la totalidad de la empresa científica está basada en suposiciones filosóficas, o teológicas, que el método científico en sí mismo no puede resolver.

Esa es la razón por la que las primeras palabras de Génesis deben tomarse en serio. Dios nos dijo algo que no podemos descubrir por nosotros mismos, y que no podemos negar. ¿Por qué hay algo en lugar de nada? Porque en el principio Dios creó los cielos y la tierra, haciendo un cosmos que podemos tocar, sentir y medir, todo hecho, bueno, de nada.

Dr. Joseph Tkach

Grace Communion International

Presidente denominacional

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