Nuevos enfoques


En el capítulo uno comentamos sobre dos valores importantes que guían las políticas de la iglesia en lo que respecta a los días de adoración: 1) Todos nuestros miembros son importantes, y 2) Jesús nos manda amarnos los unos a los otros.

Estos principios nos han llevado a una política que permite a cada congregación desarrollar, según sus necesidades particulares, su propio calendario anual para días de adoración siguiendo ciertas pautas que da la iglesia.

Siguiendo las instrucciones de Pablo sobre cómo manejar las diferencias en asuntos que conciernen a la forma de adoración, enseñamos a nuestros miembros a no despreciar ni condenar a otros por causa del día que han escogido para adorar a Dios (Romanos 14-15).

Al mismo tiempo, e igualmente importante, enseñamos a nuestros miembros a no causar división en el cuerpo de Cristo tratando de imponer determinado punto de vista sobre los días de adoración.

Es importante que cada uno de nosotros piense concienzudamente sobre lo que hacemos para que podamos entender por qué decidimos esto o aquello. En la Comunión Internacional de la Gracia, creemos que la Biblia debe ser nuestra guía en todo lo que concierne a la doctrina y la práctica. Tal creencia es un aspecto vital en la herencia de nuestra comunión.

Recordemos nuestra herencia

Un aspecto positivo de nuestra herencia como ministerio es que tomamos la Biblia muy en serio. Siempre hemos creído que la Biblia es la pauta para la verdad y que todas nuestras doctrinas deben ser consistentes con el mensaje de la Escritura.

Nos esforzamos por ser honestos con las Escrituras, sin importar a dónde nos pueda llevar. Nos mantenemos firmes en nuestra creencia de la Biblia, aun frente a la dura oposición, y nuestro compromiso es cambiar cuando encontramos en la Biblia que hemos estado equivocados.

El principio de los de Berea

En la Biblia vemos un excelente ejemplo en los miembros de una sinagoga judía de Macedonia en el pueblo de Berea (Hechos 17:10-12).

Cuando Pablo se presentó ante ellos con nuevos y sorprendentes conceptos sobre el Mesías prometido, siendo Jesús, el mismo que crucificaron en Jerusalén, la reacción de los de Berea fue muy distinta a la de los judíos de Tesalónica.

Los de Berea no rechazaron las nuevas enseñanzas. Más bien, estudiaron las Escrituras para ver si podían confirmar las nuevas enseñanzas. Ellos escucharon para entender las nuevas enseñanzas y permitieron que las Escrituras los guiaran en su entendimiento.

La reacción común

La reacción de los de Berea fue muy distinta a la de los tesalonicenses (Hechos 17:1-9). De hecho, la reacción común de los seres humanos es rechazar las nuevas ideas de forma inmediata y rehusarse a escuchar cualquier tipo de explicación. Naturalmente, el resultado es que no se entienden las nuevas ideas y, por lo tanto, no se puede estar en posición de juzgar si la idea tiene sentido o es absurda.

Sin embargo, por extraño que parezca, la mayoría de las personas se sienten cómodas rechazando de forma inmediata las nuevas ideas que se les presentan.

Respetémonos los unos a los otros

El cristiano tiene que estar dispuesto siempre a aprender a  amarse los unos a los otros siguiendo el mandamiento de Jesús (Juan 13:34) y, en ese amor, cómo mantener la unidad en medio de la diversidad, quiero decir diversidad en aspectos que atañen a la forma, manteniendo una feroz unidad en asuntos que atañen a la sustancia de la fe cristiana.

El amor los unos a los otros tiene que ser la pauta, como escribió Pablo: «Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad» (Efesios 4:31)… «Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo» (vers. 32).

El verdadero descanso

La Biblia enseña que el verdadero descanso ha aparecido, el Hijo de Dios en quien solamente podemos encontrar el verdadero descanso eterno de Dios del cual el sábado semanal era una simple sombra (Mateo 11:28-30). Entramos en ese descanso cuando creemos en Cristo (Hebreos 4:3).

Declarar que el sábado semanal es una obligación para el pueblo de Dios es una forma inconsciente de declarar que el Mesías no ha venido, que no ha cumplido todas las cosas, que no se ha convertido en el verdadero descanso para su pueblo y que la fe en su sangre derramada y en su resurrección no son suficientes para nuestra salvación.

Vamos delante de su presencia (aunque Él está en todas partes, Él se congrega de una manera muy especial con la gente que se reúne) para amarlo, alabarlo, agradecerle, confesar nuestros pecados delante de Él, para participar de su gracia y aprender acerca de Él, estas son las razones para congregarnos, no para declarar que lo estamos haciendo en el «día correcto».

La iglesia espera que todos permitamos que el amor de Cristo guíe nuestros corazones para que podamos relacionarnos a pesar de la variedad de preferencias.

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